¿Cómo ha sido tu experiencia en el sector de la salud y cómo ha influido en su enfoque hacia los recursos humanos?
Trabajar en el sector salud es un privilegio. Cuando el propósito de tu empresa es la salud y la vida de las personas un enfoque humanista de los recursos humanos como el nuestro está en perfecta armonía con el negocio. Llevo nueve años en este sector, y antes había pasado por la Automoción, el Gran Consumo o la Educación, y puedo afirmar que aquí el cuidado de las personas, la atención a su bienestar integral y el foco en el talento son una constante. Y no nos engañemos, eso es la clave para generar valor y rentabilidad. Primero por la natural alineación del enfoque personas con la actividad económica. Y segundo porque solo así se consiguen entornos saludables, de confianza, donde los profesionales den lo mejor de sí, puedan expresar su autenticidad y además trabajen siempre de forma colaborativa. En parte somos un reflejo de cómo funciona esa máquina fascinante que es el cuerpo humano compuesta por sistemas interdependientes destinados a evolucionar y a adaptarse.
¿De qué te sientes más orgulloso/a en tu carrera hasta ahora?
Mi ego te diría que conseguir el sello Best Place to Work para Gebro Pharma ha sido uno de mis grandes sueños cumplidos. Pero honestamente de lo que me siento más orgullosa es de lo prescindible que soy. La función de personas, con nuestra filosofía humanista, está tan integrada en todos los líderes de equipos y en todos los empleados que si mañana despareciera todo sería igual. O quizás mejor 😉Mi rol ha evolucionado de poner orden y concierto a las políticas de personas alineándolas con el negocio en un principio, a impulsar actualmente los grandes cambios culturales que necesitamos para nuestra sostenibilidad como el del agile, el de la digitalización y data driven, ahora la IA, o en su momento el compliance, la diversidad o la experiencia de empleado. Nada me enorgullece más que se cuente con Recursos Humanos en todos los departamentos y para todo tipo de proyectos. De igual modo nada me alimenta más que involucrar al propio cliente interno en el diseño de las políticas que le afectan directamente, ya sea desde la comunicación interna, a la gestión del tiempo o la compensación y beneficios. Hace poco leía un artículo en Forbes sobre las 10 razones por las cuales se “odia” a Recursos Humanos. Razones como su desconocimiento, desconfianza, clasismo, deshumanización, lejanía u opacidad. Me esfuerzo porque en mi caso esto no sea así trabajando desde la transparencia, la igualdad y la libertad. Y por libertad me refiero al “no miedo” que hemos de tener para crear, participar y decidir entre todos ya sea tanto políticas de personas como cualquier otro tema (proyectos, procesos, productos, metodologías, etc.)
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Comparto la máxima filosófica de que nacemos y morimos solos, y que siempre nos acompaña una cierta sombra de angustia existencial. ¡Que nadie se asuste! Nuestra condición humana, como diría el profesor Josep Maria Esquirol, es la de la intemperie. Somos y sobrevivimos gracias a los demás. Nuestra esencia es social y gregaria. Mi profesión en este sentido es un gran consuelo. ¡Siempre estoy rodeada de humanos! El hecho de poder ayudar a los demás, ya sea en su desarrollo profesional o en su evolución personal, así como poder acompañarles ante cualquier avatar de la vida (porque no hay escisión entre lo personal y lo profesional), es un regalo. De la misma manera me gusta conocer en profundidad a las personas, sus miedos, sus fobias, sus emociones, su filias, sus cosmogonías... Cada ser humano es un mundo fascinante por descubrir y ese descubrimiento es lo que también me ayuda a conocerme mejor a mí misma. Siempre he dicho que gracias a este trabajo debo tener bastante convalidada la carrera de Psicología.
¿Qué consideras que es lo positivo y negativo en la gestión de personas?
En lo positivo destaco la posibilidad que tenemos, si lo hacemos bien, de poder impactar en la sociedad y en hacer de este mundo un lugar más amable y más humano (como diría la canción de La Cabra Mecánica). Las empresas somos también instituciones que inciden en los valores de la sociedad, como las escuelas, los medios de comunicación o la familia. Está en nuestras manos contribuir desde la dimensión “trabajo” a una sociedad más solidaria, igualitaria, o menos injusta, y a favorecer una economía que vele por el planeta y el bienestar de sus habitantes. Cuando fomentamos por ejemplo culturas de trabajo basadas en la innovación, la inteligencia colaborativa, la tecnología y el liderazgo humanista, la empatía con los pacientes o la escucha sobre las necesidades del mercado, no solo sacamos los mejores fármacos al mercado sino que también ayudamos modestamente a que estos principios arraiguen en la sociedad. No veo aspectos negativos. Sería de mala educación decir que hay algo negativo en mi trabajo. Aun así, se lo he preguntado a ChatGPT y ha dicho cosas que no comparto pero que probablemente algunos compañeros de oficio padezcan como desgaste emocional, manejo de conflictos o hacer malabares entre las necesidades de la empresa y los empleados. Estos temas no son negativos per se. Siempre es nuestra mirada la que negativiza. Si embargo, y sin ser negativo, he de confesar que a veces llego mentalmente cansada a mi casa. Pero eso nunca depende de los demás. Depende de mí. Por eso los de Recursos Humanos hemos de esforzarnos mucho en mejorar nuestro autoconocimiento.
De no haberte orientado en el sector de la salud, ¿en qué otro te hubiera gustado enfocarte?
Mis amigas me piden que me pase al sector moda, uno de nuestros vicios compartidos. De no haber llegado por casualidad a la salud, y puestos a soñar, hubiera pasado una temporada por el sector de la cultura y el arte, dos de mis pasiones. Aunque, bien mirado, tratándose de personas, el sector siempre es algo más secundario. Los grandes retos en clave personas son transversales a casi todos los sectores: engagement, retener y fidelizar talento, personalizar la experiencia del empleado, generar marca empleadora, etc.
¿Qué consejo le das a alguien que quiere ser director de RRHH en un laboratorio?
Lo primero es apasionarse por la ciencia, la salud, la medicina, la biología o la química. Lo segundo entender muy bien la especificidad de nuestro sector: las fuertes inversiones que demanda la investigación, la necesidad de la colaboración público-privado y los ecosistemas de salud, la complejidad de un mercado regulado, los tiempos hasta que un fármaco sale al mercado, la alta exigencia, el rigor, la calidad y la seguridad por encima de todo, y cuestiones así. Y quizás lo tercero es que nuestro negocio se fundamenta en el talento, esos cerebros que descubren o crean los fármacos, y en la confianza, entendida como nuestra capacidad para establecer relaciones muy sólidas con los stake-holders que intervienen en nuestra empresa: desde los partners, a los profesionales sanitarios, los equipos de investigación, las asociaciones de pacientes y las administraciones públicas.
¿Podrías explicarnos la mejor historia que hayas vivido en el laboratorio?
Es difícil encontrar una “mejor” historia. Quizá, y aunque suene tópico, la gestión de la pandemia Covid fue una gran historia de aprendizaje en el sentido de que fuimos capaces de continuar nuestra actividad adaptándonos muy rápidamente a todas las medidas y sin perder de vista que estábamos en un sector esencial. Allí vimos cuán de fuertes eran nuestros vínculos interpersonales. A mí me emocionan las historias de pacientes. Tengo amigos con Asma a los que nuestros fármacos les ha mejorado su calidad de vida. Y luego tengo algunas historias de turistas que me piden entrar en la mansión noucentista de 1916 sede de Gebro en la histórica Avenida Tibidabo de Barcelona.
¿Cuáles son los mayores desafíos a los que te enfrentas en la gestión de personal sanitario?
No gestiono directamente personal sanitario pero desde mi punto de vista dos de los mayores desafíos son la personalización de la medicina con el mayor uso de la tecnología y la atención clínica humanizada. Muchos profesionales sanitarios trabajan con fuertes cargas de trabajo debido a los recursos no siempre óptimos de la sanidad pública y creo que no somos conscientes de la gran labor que hacen, y de su enorme vocación y profesionalidad que deberíamos reconocerles más como sociedad. De igual modo pasa con los científicos y los equipos de investigación.
¿Qué estrategias de bienestar implementarías para apoyar al personal médico en su entorno laboral?
Los y las médicos son personas. Creo que su bienestar pasa también por cuidar su salud mental y por supuesto por desarrollar medidas que les permitan conciliar su vida personal y profesional, así como destinar parte de sus horas a seguir formándose y actualizándose. El aprendizaje de su oficio es para toda la vida.
¿Alguna frase con la que quieras terminar esta entrevista?
¡Gracias In Talent Lab por invitarme a esta entrevista y gracias al lector que ha destinado su tiempo en ella! ¡Ep! Cojo prestada una frase inscrita en el pronaos del templo de Apolo en Delfos: «Conócete a ti mismo». Todos los profesionales de recursos humanos la deberíamos llevar tatuada.
Trabajar en el sector salud es un privilegio. Cuando el propósito de tu empresa es la salud y la vida de las personas un enfoque humanista de los recursos humanos como el nuestro está en perfecta armonía con el negocio. Llevo nueve años en este sector, y antes había pasado por la Automoción, el Gran Consumo o la Educación, y puedo afirmar que aquí el cuidado de las personas, la atención a su bienestar integral y el foco en el talento son una constante. Y no nos engañemos, eso es la clave para generar valor y rentabilidad. Primero por la natural alineación del enfoque personas con la actividad económica. Y segundo porque solo así se consiguen entornos saludables, de confianza, donde los profesionales den lo mejor de sí, puedan expresar su autenticidad y además trabajen siempre de forma colaborativa. En parte somos un reflejo de cómo funciona esa máquina fascinante que es el cuerpo humano compuesta por sistemas interdependientes destinados a evolucionar y a adaptarse.
¿De qué te sientes más orgulloso/a en tu carrera hasta ahora?
Mi ego te diría que conseguir el sello Best Place to Work para Gebro Pharma ha sido uno de mis grandes sueños cumplidos. Pero honestamente de lo que me siento más orgullosa es de lo prescindible que soy. La función de personas, con nuestra filosofía humanista, está tan integrada en todos los líderes de equipos y en todos los empleados que si mañana despareciera todo sería igual. O quizás mejor 😉Mi rol ha evolucionado de poner orden y concierto a las políticas de personas alineándolas con el negocio en un principio, a impulsar actualmente los grandes cambios culturales que necesitamos para nuestra sostenibilidad como el del agile, el de la digitalización y data driven, ahora la IA, o en su momento el compliance, la diversidad o la experiencia de empleado. Nada me enorgullece más que se cuente con Recursos Humanos en todos los departamentos y para todo tipo de proyectos. De igual modo nada me alimenta más que involucrar al propio cliente interno en el diseño de las políticas que le afectan directamente, ya sea desde la comunicación interna, a la gestión del tiempo o la compensación y beneficios. Hace poco leía un artículo en Forbes sobre las 10 razones por las cuales se “odia” a Recursos Humanos. Razones como su desconocimiento, desconfianza, clasismo, deshumanización, lejanía u opacidad. Me esfuerzo porque en mi caso esto no sea así trabajando desde la transparencia, la igualdad y la libertad. Y por libertad me refiero al “no miedo” que hemos de tener para crear, participar y decidir entre todos ya sea tanto políticas de personas como cualquier otro tema (proyectos, procesos, productos, metodologías, etc.)
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Comparto la máxima filosófica de que nacemos y morimos solos, y que siempre nos acompaña una cierta sombra de angustia existencial. ¡Que nadie se asuste! Nuestra condición humana, como diría el profesor Josep Maria Esquirol, es la de la intemperie. Somos y sobrevivimos gracias a los demás. Nuestra esencia es social y gregaria. Mi profesión en este sentido es un gran consuelo. ¡Siempre estoy rodeada de humanos! El hecho de poder ayudar a los demás, ya sea en su desarrollo profesional o en su evolución personal, así como poder acompañarles ante cualquier avatar de la vida (porque no hay escisión entre lo personal y lo profesional), es un regalo. De la misma manera me gusta conocer en profundidad a las personas, sus miedos, sus fobias, sus emociones, su filias, sus cosmogonías... Cada ser humano es un mundo fascinante por descubrir y ese descubrimiento es lo que también me ayuda a conocerme mejor a mí misma. Siempre he dicho que gracias a este trabajo debo tener bastante convalidada la carrera de Psicología.
¿Qué consideras que es lo positivo y negativo en la gestión de personas?
En lo positivo destaco la posibilidad que tenemos, si lo hacemos bien, de poder impactar en la sociedad y en hacer de este mundo un lugar más amable y más humano (como diría la canción de La Cabra Mecánica). Las empresas somos también instituciones que inciden en los valores de la sociedad, como las escuelas, los medios de comunicación o la familia. Está en nuestras manos contribuir desde la dimensión “trabajo” a una sociedad más solidaria, igualitaria, o menos injusta, y a favorecer una economía que vele por el planeta y el bienestar de sus habitantes. Cuando fomentamos por ejemplo culturas de trabajo basadas en la innovación, la inteligencia colaborativa, la tecnología y el liderazgo humanista, la empatía con los pacientes o la escucha sobre las necesidades del mercado, no solo sacamos los mejores fármacos al mercado sino que también ayudamos modestamente a que estos principios arraiguen en la sociedad. No veo aspectos negativos. Sería de mala educación decir que hay algo negativo en mi trabajo. Aun así, se lo he preguntado a ChatGPT y ha dicho cosas que no comparto pero que probablemente algunos compañeros de oficio padezcan como desgaste emocional, manejo de conflictos o hacer malabares entre las necesidades de la empresa y los empleados. Estos temas no son negativos per se. Siempre es nuestra mirada la que negativiza. Si embargo, y sin ser negativo, he de confesar que a veces llego mentalmente cansada a mi casa. Pero eso nunca depende de los demás. Depende de mí. Por eso los de Recursos Humanos hemos de esforzarnos mucho en mejorar nuestro autoconocimiento.
De no haberte orientado en el sector de la salud, ¿en qué otro te hubiera gustado enfocarte?
Mis amigas me piden que me pase al sector moda, uno de nuestros vicios compartidos. De no haber llegado por casualidad a la salud, y puestos a soñar, hubiera pasado una temporada por el sector de la cultura y el arte, dos de mis pasiones. Aunque, bien mirado, tratándose de personas, el sector siempre es algo más secundario. Los grandes retos en clave personas son transversales a casi todos los sectores: engagement, retener y fidelizar talento, personalizar la experiencia del empleado, generar marca empleadora, etc.
¿Qué consejo le das a alguien que quiere ser director de RRHH en un laboratorio?
Lo primero es apasionarse por la ciencia, la salud, la medicina, la biología o la química. Lo segundo entender muy bien la especificidad de nuestro sector: las fuertes inversiones que demanda la investigación, la necesidad de la colaboración público-privado y los ecosistemas de salud, la complejidad de un mercado regulado, los tiempos hasta que un fármaco sale al mercado, la alta exigencia, el rigor, la calidad y la seguridad por encima de todo, y cuestiones así. Y quizás lo tercero es que nuestro negocio se fundamenta en el talento, esos cerebros que descubren o crean los fármacos, y en la confianza, entendida como nuestra capacidad para establecer relaciones muy sólidas con los stake-holders que intervienen en nuestra empresa: desde los partners, a los profesionales sanitarios, los equipos de investigación, las asociaciones de pacientes y las administraciones públicas.
¿Podrías explicarnos la mejor historia que hayas vivido en el laboratorio?
Es difícil encontrar una “mejor” historia. Quizá, y aunque suene tópico, la gestión de la pandemia Covid fue una gran historia de aprendizaje en el sentido de que fuimos capaces de continuar nuestra actividad adaptándonos muy rápidamente a todas las medidas y sin perder de vista que estábamos en un sector esencial. Allí vimos cuán de fuertes eran nuestros vínculos interpersonales. A mí me emocionan las historias de pacientes. Tengo amigos con Asma a los que nuestros fármacos les ha mejorado su calidad de vida. Y luego tengo algunas historias de turistas que me piden entrar en la mansión noucentista de 1916 sede de Gebro en la histórica Avenida Tibidabo de Barcelona.
¿Cuáles son los mayores desafíos a los que te enfrentas en la gestión de personal sanitario?
No gestiono directamente personal sanitario pero desde mi punto de vista dos de los mayores desafíos son la personalización de la medicina con el mayor uso de la tecnología y la atención clínica humanizada. Muchos profesionales sanitarios trabajan con fuertes cargas de trabajo debido a los recursos no siempre óptimos de la sanidad pública y creo que no somos conscientes de la gran labor que hacen, y de su enorme vocación y profesionalidad que deberíamos reconocerles más como sociedad. De igual modo pasa con los científicos y los equipos de investigación.
¿Qué estrategias de bienestar implementarías para apoyar al personal médico en su entorno laboral?
Los y las médicos son personas. Creo que su bienestar pasa también por cuidar su salud mental y por supuesto por desarrollar medidas que les permitan conciliar su vida personal y profesional, así como destinar parte de sus horas a seguir formándose y actualizándose. El aprendizaje de su oficio es para toda la vida.
¿Alguna frase con la que quieras terminar esta entrevista?
¡Gracias In Talent Lab por invitarme a esta entrevista y gracias al lector que ha destinado su tiempo en ella! ¡Ep! Cojo prestada una frase inscrita en el pronaos del templo de Apolo en Delfos: «Conócete a ti mismo». Todos los profesionales de recursos humanos la deberíamos llevar tatuada.